11 agosto 2009

-| Relatos del presente |- "El jardinero"

He pensado: ¿Por qué todo es tan imprevisible? ¿No puede haber un guión, que te facilite el día a día, diciéndote cada paso?

Nadie le había prometido acudir al baile con él si conseguía una flor, no había ningún ruiseñor que fuera a ayudarle y tampoco él era Oscar Wilde. La flor era el objetivo en sí, y conseguirla lo alegraría tanto que no necesitaría ir al baile acompañado. Iría con su flor y bailaría con ella, como tantas y tantas veces había imaginado.

Hacía meses que deseaba tener la flor. Meses en los que la había observado dar pequeños cambios en su color, a cual mas bello. Se encontraba en un hermoso jardín, rodeada de otras muchas flores de diferentes tipos, y ninguna se equiparaba con su belleza. ¿Quién no querría cogerla? Fue esa su intención en las primeras semanas que pudo verla con ese nuevo color (¿o con esa nueva mirada?). Sin embargo, desistió en ello cuando, destrozado, observó como un jardinero la custodiaba y, eso sí, se aseguraba de hacerla feliz y más hermosa cada día.

A partir de ahí se alejó, principalmente para protegerse a sí mismo. Sabiendo que había un jardinero que la protegía, era un tontería arriesgarse a llevarse un golpe con un rastrillo. O peor aún, un rechazo por parte de la flor que tan bien se sentía siendo cuidada por su jardinero.

Todo ocurrió una noche, mientras el jardinero se entretenía escuchando música, música que resonaba en todo el vecindario. Tal y como había planeado, se acercó a ella tras observarla largo tiempo desde la distancia. Habló con ella, la música les acompañaba y bailó. Se lo pasó bien y le pareció que ella también lo hacía.

El tiempo voló, junto con la música que aún sonaba, y un grito lo despertó de su ensimismamiento. Provenía del jardinero, que se acercaba a él. Sintió miedo, y esperó lo peor, pero no se acobardó y se dirigió hacia él. ¿Sería un golpe certero y doloroso? ¿O quizás se ensañaría hasta dejarlo en el suelo totalmente abatido? Fuera lo que fuese, se preparó para un posible ataque.

Los diez metros que los separaban se convirtieron en cinco, en tres, en dos metros. "Eso me pasa por meterme donde no me llaman" pensó. Un metro... Ambos se miraron a los ojos durante un momento, y sorprendentemente, el jardinero le tendió una mano, que el cortésmente aceptó y le dijo: "Cuidala..." Tras esto se marchó, ante la incredulidad y los balbuceos de alguien que no sabía como agradecer este gesto, si bien dudaba de si fuera verdad o no...

Ahora no había jardinero, así que solo necesitaba unas buenas tijeras de podar para poder llevar a esa chica flor a cualquier baile.

Don't worry, Be happy! =)

P.D: Dudo que lea esto, o que se pueda reconocer pero: Jardinero... , Gracias.
P.D2: ¿Qué mejor forma de volver?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusto tu historia.