04 mayo 2009

-| Relatos del presente |- "Primera cita"

He pensado: ¿Cuál es la fórmula¿ ¿Cuál es la manera?

Se saludaron a un tiempo con un simple "¡Hola!" y la coincidencia provocó una risita nerviosa por ambas partes. Apenas se conocían. El tiempo máximo que compartían juntos eran unos segundos que desaprovechaban en los típicos holas y qué tales mientras sus respectivos amigos esperaban con cara impaciente. En estos segundos siempre destacaron la décima de segundo en que se encontraban labios y mejillas, y lo que suponía todo el contacto físico que mantenían, aparte de alguna caricia aislada y algún que otro roce de manos que pasaba inadvertido la mayoría de las veces.

Sin embargo, pasaban horas y horas hablando, escribiéndose, manteniendo contacto a través de una pantalla de ordenador y un teclado. ¿Es esa forma posible de comunicación? Nunca estuvo seguro. Quizás por eso estaba ahí sentado, girando distraídamente un tenedor y sin saber qué decir. Era una situación absurda, por no decir patética. Cuando miraba hacia ella, casi sin levantar la cabeza, pero tornando los ojos hasta casi ponerlos en blanco, la veía en la misma situación, aunque enroscándose el pelo y con un enorme interés en la decoración del restaurante.

El camarero interrumpió la escena, trayendo las cartas y diciendo con un deje de falsa amabilidad: "¿Qué desean tomar?". De nuevo ambos coincidieron al hablar, y la risita nerviosa, a la que se unió el camarero, dio paso a un sentimiento de rabia, pues debía haber sido más caballeroso, debía haber esperado a que ella pidiera primero, como le habían enseñado. Ella no había reparado en eso, así que el "remordimiento" era completamente absurdo.

Continuaron con la cabeza gacha y sin mediar palabra, aunque ahora con una buena excusa, pues ojeaban la carta, como si elegir que cenarían aquella noche fuera la decisión más importante hasta el momento. Volvió el camarero y, esta vez sí, dejo que ella pidiera antes de hacerlo él, y, sorprendentemente, no coincidieron en el plato elegido. El camarero abandonó la mesa y dejó a la pareja (si es que podía llamarse así) sumidos de nuevo en un silencio muy tenso.

Alargó la mano hacia el servilletero, aunque a la chica le dio un vuelco el corazón pensando que iba a agarrar su mano, situada estratégicamente en un lugar de la mesa al cual podía llegar sin mucho esfuerzo. Cogió una servilleta y, distraído, comenzó a darle una extraña forma. Ella ya no disimulaba su interés y mantenía su cabeza apoyada entre sus manos, con los ojos fijos en el trozo de papel que ya casi tenia forma, forma de bailarina.

El muchacho levantó la cabeza y sonrió a la chica, extendiendo su mano, dando a entender que la bailarina de papel era un regalo. Con un rápido movimiento retiró la mano, dejando desconcertada a su acompañante, y dejando la mesa al libre al camarero que llegaba a la mesa con las bebidas. Aprovechó el poco agua procedente del hielo recién derretido para, captando toda la atención de la chica, vaciar las dos o tres gotitas sobre la bailarina, que sorprendentemente comenzó a girar sus brazos y también sobre sí misma, dejando a la chica ensimismada y haciéndole olvidar que estaba sentado con un desconocido con el que no había intercambiado ni una palabra desde hacía quince minutos...

Don't worry, Be happy!! =)

P.D: Lo de la bailarina es verdad, mi hermano sabe hacerlo.
P.D2: Las manualidades nunca han sido lo mío.

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